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Comunicarse desde la felicidad es asegurar su continuidad. La inversión en el bienestar de las personas redunda en que esta sensación positiva se expanda y comparta con el entorno. Educación y cuidados son dos conceptos clave para Macrosad, y por ello, con motivo de la celebración del Día Mundial de la Felicidad del 20 de marzo, es importante incidir en los múltiples beneficios que aporta a la sociedad dar protagonismo a esta actitud ante la vida y las vías que utilizamos para conseguirlo.
El trato diario con personas, labor que realizan nuestros y nuestras profesionales, conlleva una parte de intimidad que favorece la formación de estrechos vínculos entre sus protagonistas. Por ello, es imperante formar a los expertos y expertas en cuidados y educación en este sentido y facilitarles un ambiente de trabajo cómodo, con el fin de lograr que sus relaciones con las personas atendidas tengan un propósito constructivo. Uno de los puntos destacados del Plan Estratégico de Macrosad es precisamente este, la consecución de la felicidad y su impulso en todas las direcciones. Muestra de ello es comprobar cómo en nuestros centros celebramos el Día Mundial de la Felicidad para percibir que esta es una de nuestras señas de identidad.
En relación a lo anterior, la apuesta por la intergeneracionalidad es fundamental, ya que el intercambio de conocimientos, experiencias y vivencias entre personas de distintas generaciones consolida nexos basados en la admiración mutua, el respeto y, sobre todo, la empatía. En este sentido, un estudio publicado en Evolution and Human Behavior destaca que los abuelos que conviven más tiempo con sus nietos viven vidas significativamente más largas que otros adultos de edad que no lo hacen. «A medida que envejecemos queremos permanecer físicamente activos, socialmente comprometido y estimulado cognitivamente. Todas esas cosas te permiten envejecer de la manera adecuada», subraya el informe. Saber ponerse en el lugar del otro u otra es esencial para que los grupos de distintas edades puedan aprovecharse de las ventajas de su coexistencia. La promoción de la felicidad basada en la empatía ha de ser una prioridad a reclamar este día y los sucesivos.
En este sentido, para Macrosad, los beneficios de la intergeneracionalidad en niños y niñas, como la disminución de actitudes negativas hacia las personas mayores, el desarrollo de habilidades sociales como compartir, ayudar, colaborar o la adquisición de valores tradicionales, confluyen en la generación de emociones positivas como son la felicidad.
Para llegar a esta conclusión, se han elaborado de manera intuitiva y sencilla unos registros que permiten medir de manera cuantitativa y cualitativa una serie de conductas asociadas a la felicidad, como puede ser la la sonrisa. De esta forma, si entendemos la felicidad como la suma de experiencias a lo largo de nuestra vida que nos hacen reír o sonreír, se podría afirmar que cuanto más sonreímos más felices somos. Por tanto, el indicador que más directamente se relaciona con este sentimiento son las caras de felicidad de niños y niñas y mayores durante un programa intergeneracional.
Al mismo tiempo, debemos detenernos en cada caso por separado y ver cómo desde la felicidad podemos sacar lo mejor de cada colectivo generacional. En el caso de los niños y niñas, educar sobre los principios de la felicidad es una premisa básica para sentar las bases de un futuro más igualitario, justo y consciente. Y en España parece que lo sabemos, como reflejan los resultados de esta encuesta de PISA, que indica que los y las docentes en nuestro país son de los más felices del mundo. Desde la felicidad, nuestros educadores y educadoras aportan un valor añadido a la labor de la enseñanza para lograr un aprendizaje más humanizado y relaciones sociales productivas entre compañeros y compañeras. En este sentido, cabe destacar el modelo pedagógico ‘Chacolines’ sobre el que en Macrosad instituimos nuestras Escuelas Infantiles. Este método innovador, dirigido a los menores de 0 a 3 años, pretende un recorrido personalizado, basado en la libertad y la integración de experiencias para que los niños y niñas sean los auténticos protagonistas de este proceso.
Respecto a las personas mayores, cuidarlas desde la felicidad forma parte de una tarea imprescindible en pro de un sector poblacional activo y participativo. En Macrosad empleamos el modelo de Envejecimiento Digno y Positivo (EDP), por el cual las personas mayores pueden ser autónomas y contar con capacidad de decisión en sus propias vidas. Tanto en nuestros Centros de Día, Residencias y Servicios de Ayuda a Domicilio, entendemos que promover esta emoción en este rango de población es necesario. Las personas de edad poseen grandes conocimientos que aportar, y es conveniente que los cuidadores y cuidadoras favorezcan con ímpetu su capacidad de comunicación.
Por último, para lograr que este ciclo positivo perviva, desde Macrosad promovemos medidas para que nuestros trabajadores y trabajadoras, sea cual sea su puesto o posición, la alcancen. Solo así podremos predicar con el ejemplo y recordar que la intergeneracionalidad y todo lo que conlleva compartir un tiempo de calidad con los demás arroja enormes beneficios positivos a la sociedad actual.