En la sobreinformación que todos y todas recibimos diariamente, es conocido que el uso de mascarillas es fundamental para evitar contagios, principalmente, en aquellos espacios de trabajo en los que sea imposible mantener la distancia de seguridad. A modo de ejemplo, en nuestro sector sería el caso del aseo personal en personas mayores.
Hay estudios que indican que la probabilidad de contagio entre personas sin mascarilla es de un 90%. Si el portador la lleva puesta y la otra persona no, es de un 5%. Si los dos la llevan, es de solo un 1,5%. Por lo tanto, si queremos reducir al máximo los contagios en el ámbito laboral, es imprescindible el uso de la mascarilla para todas las personas con las que se tiene contacto en el trabajo.
En este sentido, y de forma aclaratoria, sería bueno tener en cuenta cuatro aspectos fundamentales sobre este equipo de protección:
- Las mascarillas quirúrgicas, que son las más utilizadas, evitan la transmisión del virus de usuarios/as contagiados/as y reducen la probabilidad de contagio en un 70% si la llevan los trabajadores/as sanos.
- Deben de cumplir con la norma UNE 14683.
- Las mascarillas con factor de protección II son los EPIs recomendados para los/as profesionales en contacto con personas contagiadas de COVID-19.
- Las mascarillas FFP2 deben de cumplir con la norma UNE EN-149 y pueden ser reutilizables.
Por otro lado, y siempre que sea posible, la mejor forma de protección es mantener la distancia social. Para ello, la adaptación de los entornos es algo fundamental. Algunas de las medidas que entendemos aconsejables son:
- Reducir los flujos de circulación, (los cruces de personas en pasillos y/o accesos/salidas a puertas) supone un punto crítico, por lo que las empresas deben establecer horarios para los mismos.
- Salas de reuniones con elementos visuales que delimiten los espacios.
- Priorizar reuniones/formación/entrevistas a través de medios digitales.
- Establecer horarios y turnos especiales, para reducir el número de personas trabajadoras presentes al mismo tiempo en los lugares de trabajo. Flexibilizar horarios para evitar aglomeraciones de personas en las entradas y salidas.
- Intervenir sobre puntos críticos como son los ascensores (racionalizando su uso).
- Evaluar y planificar los descansos del personal y la hora de la comida (este último es un riesgo importante) ya que las personas somos seres sociales, y a veces no somos conscientes de que no estamos respetando la distancia social. Por ello, informar/sensibilizar debe ser importante en la organización.
A pesar del establecimiento de medidas en este sentido, no es posible asegurar al 100% que la distancia social pueda ser respetada durante toda la jornada.
Como factor clave, y dentro de la preocupación que se tiene desde Macrosad de trabajadores, personas usuarias y familias, se está trabajando sobre algunos recursos tecnológicos, equipos y medios innovadores que ayuden al mantenimiento de la distancia social, y aseguren la salud colectiva, reduciendo al mínimo el riesgo de contagio.
Sobre Macrosad
Fundada en 1994, Macrosad es una cooperativa andaluza de educación y cuidados a personas que ofrece Servicio de Ayuda a Domicilio (SAD), atendiendo a un total de 10.108 personas usuarias, y cuenta a lo largo y ancho de Andalucía con 16 centros para personas mayores, 17 escuelas infantiles y 9 centros de Atención Infantil Temprana.
Ramón García, director de Personas y Sistemas de Macrosad